La venda del miedo

tapó mis ojos

no podía verte


Las orejeras de tristeza

ocluyeron mis oídos

no podía escucharte


Las cuerdas de la ira

ataron mis manos

no podía abrazarte


La mascarilla del desprecio

ahogaba mi boca

no podía saborearte


La pinza del asco

cerro mi nariz

no podía olerte


La sorpresa 

cubrió mi cuerpo

con la capa de la alegría,

pude despertar,

sentir tu presencia,

soltar las manos,

oler la frescura

mirar la verdad

saborear la serenidad

oír la libertad

abrazar el amor.



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