¿QUIÉN ME HA TOCADO?

 


La experiencia de estar en medio de una multitud que no te deja caminar a tu ritmo y  más bien te empuja hacia donde no quieres, nos ha hecho sentirnos como aplastadas y con cierto temor de caer al suelo pues nuestros pies solo pisan otros pies, hemos sentido el apretujón de otros cuerpos con el nuestro. Situación parecida cuando vamos en el bus a horas pico y vemos como el chófer da entrada a uno y otro pasajero cuando ya no caben más, volvemos a sentir como nuestro cuerpo toca otros cuerpos. Pero DISTINGUIMOS cuando alguien nos toca sin querer o con segundas intenciones con la excusa de que "hay tanta gente". 

Distinguimos cuando somos abrazados desde el respeto o cuando el abrazo se convierte en una invasión. Son esos toques que graban heridas en lo más profundo. Tristemente realizados por personas a las cuales les habíamos depositado toda nuestra confianza. Situaciones que no pueden ser silenciadas.

Pero hace miles de años una mujer conocida por "la Hemorroisa" estaba desesperada pues todo cuanto tenía lo gasto en los médicos que nunca hallaron un remedio a su enfermedad, además la sociedad la consideraba impura, no apta para estar con los demás. Una situación que sigue presente en la actualidad, tristemente conocemos más de una familia que lo ha perdido todo por pagar las medicinas para el enfermo de COVID19, el cáncer, etc. porque el sistema sanitario no responde a estas necesidades, las aseguradoras no contemplan estas atenciones en el plan A, unas farmacéuticas y sanitarios que se lucran a costa de los enfermos, etc. Los tratamientos no están al alcance de todos.

¿Conoces los rostros de las personas que viven situaciones similares?

Pero esa mujer seguía manteniendo viva su esperanza por recobrar la salud y puso su fe en Jesús. Esa misma fe que tienen muchos enfermos de cáncer en los tratamientos experimentales que reciben, saben que quizá es su última oportunidad entrar en un proyecto de investigación de algún tratamiento de quimioterapia. Cuando no hay un buen resultado son retirados del proyecto.

Su fe en recuperar la salud hace que rompa la barrera de lo prohibido, ella que es impura se mezcla entre la gente. La FE supera el miedo. Su NECESIDAD de ser SANADA supera el aislamiento en que estaba sometida. LA ENFERMEDAD NO HA DE SER MOTIVO DE EXCLUSIÓN del sistema sanitario o por la sociedad.

Su gesto no pasa desapercibido por el autor de su sanación porque sintió que fue tocado voluntariamente con una intención clara de tocar su PRESENCIA SANADORA.
Me maravilla siempre la consciencia del SANADOR, ¿Quién me ha tocado? Reconoció claramente que no había sido un empujón por equivocación. Alguien expresamente deseaba tocarlo, aunque fuese solo su manto. Consciencia total del SER. 

Es una invitación a Ser consciente plenamente en todo lugar y momento. Una consciencia que da sentido pleno a la sencillez de los gestos y detalles. Gestos sencillos pueden ser fuente de sanación para otros: recibir una sonrisa, un saludo, un gesto cortés, un agradecimiento, una mirada, un mensaje por whatsapp.... pueden significar para quien los recibe que el día de hoy existieron para otra persona que se cruzó en su camino.

El gesto de ser sanada le devuelve algo más importante: la dignidad humana. Ya no tiene porque mendigar sanación, seguir en el anonimato. Ahora puede LEVANTARSE ante todos. 

Levantarse como dice E. Martínez Lozano: 

"Levantarse significa salir de la ignorancia y de la postración, soltar la queja y el victimismo y reconocer nuestra verdadera identidad, la vida que somos. “Levántate” significa: “Comprende lo que eres”Desde ahí -lo decisivo siempre es el desde donde hacemos las cosas-, conectando con lo que realmente somos, podremos “levantarnos”, ponernos en pie y “resucitar”.

   A partir de esa experiencia, vivida con gozo y gratitud, podremos ayudar a otros a “levantarse” de cualquier situación de postración. El compromiso nacerá de la comprensión y fluirá a través de nosotros de una manera gratuita y desapropiada".https://www.enriquemartinezlozano.com/2021/06

Que bueno es que todas nuestras PRESENCIAS provoquen SANACIÓN en los demás. 

¿Eres consciente que tu vida puede ser presencia sanadora para otras personas?



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