El líder mantuvo la calma....


 Hace unos años viajaba con un grupo de voluntarios por la Moskitia desde Brus Laguna hacia la aldea de Rio Plátano. Es una ruta que obligadamente cruza la laguna desde el embarcadero de Brus Laguna hasta entrar en el canal que nos lleva a Río Plátano. Salimos casi a mitad de mañana demasiado tarde para los expertos, todo bien empacado, las mochilas protegidas para que no se mojaran. Todo cheque. Pero a mitad de la laguna empezó la marejada a aumentar y entrar agua más agua en el cayuco, tan rápido que pronto llego casi a nivel de las rodillas. Empezamos a achicar el agua, todo servía con tal de sacar el agua de la barca. Íbamos a contrarreloj, un balde hacia afuera y la laguna nos lo devolvía. Se trataba de vaciar sin movernos mucho pues la estabilidad del cayuco peligraba. En medio de la tensión de todos hubo alguien que no perdió la calma y dirigía la acción. Fueron quince minutos de pura tensión pero logramos salir a flote. 

La belleza del paisaje recompenso el susto que tuvimos.

Seguramente tu tienes otras experiencias parecidas, conoces el rostro de esa persona que mantuvo la serenidad cuando el resto entraba en la angustia, en el "no saber que hacer". 

La presencia de la lideresa o el líder da lucidez, para dar la respuesta adecuada. Genera confianza en el grupo, incluso mantiene la paz interna, es decir maneja muy bien sus emociones. Pero en algún momento pareciese un poco "dormido" cuando la "tormenta" esta golpeando frenéticamente a todo el equipo (cf. Mc 4,35-40).

¿Cómo puede conseguirlo? ¿Acaso tiene un don especial? ¿Conoces alguien así?

Vivir esta experiencia como explica E. Martínez Lozano,   le permite estar en la posición del "Testigo" interno que le facilita la desindentificación: "Yo no soy lo que observo no soy lo que tengo ni lo que me pasa" pero a la vez "Soy consciente de todo".  Así se puede permanecer en el SILENCIO CONSCIENTE que nos facilita saborear nuestra identidad (1) 

Desarrollar la capacidad de tomar distancia de la mente pensante y situarnos en el Testigo ecuánime que observa. Al ser observada, la mente se detiene y entramos en contacto con aquella realidad profunda donde nos reconocemos como plenitud de vida (2).

El liderazgo se ejerce desde esa paz interna, convirtiéndose en PRESENCIA SANADORA,  pues hace algo sumamente importante: afronta directamente el problema, sin rodeos, pone nombre a la situación desencadenante del trastorno. Pareciese que no se inmuta por la gravedad de la situación, porque reconoce y da nombre real al problema, no entra en vanas discusiones del "y si....", "pero...", "yo no empecé fuiste tu..."  Devuelve la calma permitiendo encontrar las soluciones adecuadas.

Muchas veces nos enredamos nosotras mismas y entramos en una marejada emocional o mental que fácilmente quedarían solucionadas con una simple pregunta: ¿para que....? ?qué quieres decir cuando....? ¿Cuál es mi creencia que se activo ahora? etc. etc. Días interminables de luchas internas se derrumban con una simple pregunta que pone luz a la fuente del problema.


El  SUTRA DEL  CORAZÓN nos dice: "Aun cuando nos perturbemos, momentáneamente porque esto es también inevitable siendo humanos, hemos de esforzarnos por volver una y otra vez a la mente de bodhisattva... Esta misma experiencia nos permite extender la compasión hacia los demás.. Un bodhisattva vive de esta sabiduía, sin perturbaciones de la mente, sin impedimentos y sin miedo" (3). 


Y al fin y al cabo dar un paso hacia la posición de "testigo". Una posición que permite soltar creencias muy aferradas por algo que nos dijeron o heredadas ancestralmente. 

Cuando ponemos nombre al problema que las desencadenó recuperamos la calma.

Este liderazgo existe dentro de ti y de mi.

Esta ARMONÍA esta dentro de ti y de mi. 



(1)https://www.youtube.com/watch?v=PmGhDUGKYbE&t=3059s

(2) https://www.enriquemartinezlozano.com/2021/06/

(3) Berta Meneses, Zen una manera de vivir pag 254, Ecuador

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