AQUEL QUE DA EL SER

 


Cuando damos un regalo especial para alguien especial procuramos que esté de acorde a sus gustos, aficiones, muchas veces nos demoramos en hacerlo porque no encontramos precisamente el detalle que refleja nuestra intención y cuando lo descubrimos nuestro corazón da un brinco de alegría pues ya nos imaginamos el rostro de felicidad que pondrá al abrir el paquete.

Dar desde el corazón es AMAR. 

Ahora cierra los ojos y por un momento pregúntate ¿Cuál ha sido el mejor regalo que has recibido? ¿Quién te lo dio? ¿Recuerdas la fecha o circunstancias de ese momento? 

Perfectamente tienes presente ese instante donde experimentaste ser la persona más feliz del mundo.

Vamos a dar un paso más. 

Existe un regalo que nadie puede pagar, no hay dinero suficiente, si hay cursos para pulirlo o lograr resaltar su imagen original. Pero ningún fabricante conseguirá la patente para fabricarlo.

En el vientre de tu madre recibiste el mejor regalo: TU SER. A ese montón de células que se organizaron para formar tu cuerpo físico también se fue gestando un SER ESPIRITUAL único e irrepetible.

Poco a poco empolvamos este rostro original de nuestro SER por creernos imperfect@s, inacabad@s, inservibles, in..... acogemos tantos mensajes que simplemente poco a poco dejamos de escuchar nuestro corazón llegando a pensar que ser una copia de mi mejor amig@ es lo mejor pues lograr el éxito parece estar reservado a unos pocos.

Solo en el SILENCIO o en esos momentos que la VIDA nos regala de nuevo la oportunidad de encontrarnos y mirar nuestra propia belleza podemos empezar a retirar el polvo que cubre nuestro SER. 

Como si entráramos en una habitación secreta con mucho sigilo para no asustar a su dueña o al amo, nos acercamos silenciosamente manteniendo solo el respirar para que el pensamiento no haga ruido; aflojamos toda tensión muscular ya que el corazón necesita más espacio, su latido se vuelve armonioso y nos sentimos envueltas por su ritmo. Nos dejamos acompañar por nuestro koan, mantra. Nuestro cuerpo pasa a ser una campana donde el respirar y el corazón son UNO.

Es cuando acariciamos nuestro SER, no existen palabras para expresar. 

Una experiencia que nos lleva al origen y reconocer donde esta la FUENTE, QUIEN verdaderamente nos ha dado nuestro SER. Tal vez las lágrimas rueden por las mejillas o una sonrisa se dibuje en el rostro que reflejan la PAZ interna que vivimos, más no las palabras pueden expresar.

AQUEL QUE DA EL SER se tomó su tiempo para crearnos, con tanta belleza. (cf I Jn 5,1-14)

El mismo tiempo que demoró en formar a cada una de las criaturas, todas salieron de su vientre. Entonces nos debemos el máximo respeto, todos somos hijas e hijos de la misma FONTE. 

Somos seres que interactuamos buscando la felicidad que significa vivir nuestro SER plenamente, Y toda experiencia comunitaria, de equipo donde esta presente el amor, la solidaridad, la misericordia nos acerca a AQUEL que ES la VIDA y nos sostiene. 

Existe la VERDAD que solo es accesible cuando entramos en el MISTERIO del SER.


Fotografía de Margalida Estarellas Torrens

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