VIVIR MODO LICUADORA
El impacto de nuestro licuado repercute en el exterior. A veces sale como un vómito explosivo de cólera o como un canto de sirena que adormece al oyente, otros tienen la dicha de saborear la dulzura de nuestro licuado combinado con una nube blanca de alegría.
Nuestro licuado vital energético dará el tono a todo cuanto se acerque a nosotras, se convierte en la medida "verdadera" para evaluar al resto de sabores que nos llegan de la realidad, como si fuese el color de una muestra de pinturas para fachadas y aceptamos solo el tono de la misma serie pues es exactito al nuestro; Ya otro matiz provocaría desarmonía en nuestra fachada, solo remediable con un cambio total de pintura. Pero ese riesgo cuesta aceptarlo y preferimos seguir buscando nuestro tono ahí donde estamos y vivir en monocolor.
¿CÓMO LICUAS LA REALIDAD? ¿QUÉ SABOR LE AÑADES AL LICUADO DE TU VIDA?
Uno de los momentos más agradables cuando estoy licuando es parar el interruptor, dejar de oír el ensordecedor ronroneo del ruido del motor, ¡qué alivio!, los ingredientes empiezan a descender al fondo del vaso según su peso, otros ya forman parte del liquido vital energizante, así visualizó mejor el proceso de mezcla.
En la vida tenemos ese botón de "pausa", se llama meditación, zen, silencio orante, contemplación, retiro espiritual, yoga, respiración consciente, etc. Accionarlo depende de MI MISMA, de YO, de nadie más. Pulsar modo "pausa" día a día permite convertirnos en observadores del proceso del licuado de la vida, sin dejarnos envolver, trocear por estar metidos dentro del vaso, cayendo en el amargo sufrimiento paralizante o en la alegría activa desbordante.
La pausa diaria que deshace los nudos del pasado, soltándolos definitivamente pues al fin y al cabo fueron momentos de nuestra historia personal que nos dejaron una enseñanza (dharma), desprendernos de los castillos de fantasías irreales para maquillar el presente, ponernos la medalla del "hoy me quiero más que ayer y menos que mañana" hasta que la experiencia de nuestra naturaleza esencial, de nuestro verdadero SER resplandezca.
Es cuando aflora el sabor del perdón que riega la historia personal, nuestra historia de salvación y sanación y salpica nuestras relaciones con el mundo, el aroma de la compasión (Kanzeon) invade todos los espacios.
Vivir modo licuadora hace que este metida dentro del vaso de las emociones agitada por el motor de los pensamientos, una total locura.
Vivir observando la licuadora me permite estar en el modo "pausa" para observar los pensamientos, poner nombre a las emociones, centrarme en el respirar y crecer en libertad personal. Es cuando realmente entro en el misterio de mi propia verdad que me permite descubrir LA VERDAD que sostiene TODO CUANTO EXISTE, caminar hacia la experiencia de la UNIDAD.
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