PERDÓN EN TIEMPOS DE COVID19
Permítanme que describa el
escenario de estos meses pues seguimos aún con el mismo argumento de vida:
“quédate en casa”.
Vivir “quédate en casa” significa
experimentar un arcoíris emocional, desde marzo hasta la fecha ha sido súper
variado, desde la impotencia a la confianza pasando por el temor y la tristeza,
algún momento entré en el valle de la inseguridad para después estar en la cima
de la confianza. La estrella de la compasión reflejada en la solidaridad brilló
cuando el grupo de pastoral social entregaba las bolsas de víveres. La realidad
actual es como una moneda con dos caras:
una lleva hacia la confianza la otra hacia la desolación. La opción fue y sigue
siendo: vivir este tiempo como tiempo de crecimiento espiritual, es decir hacia
la unidad, la paz, el encuentro. Esta fue también la clave en nuestro grupo de
meditación.
La desolación en el pueblo empezó
cuando el rostro de la preocupación poco a poco fue creciendo, al sentirse
indefenso pero sobre todo abandonado por sus autoridades civiles pues mostraban
un total desconcierto en la toma de decisiones, favorecida por las divisiones
en las diferentes cámaras de representantes de los partidos políticos.
Resultado: incredulidad entre la gente “es un invento del presidente” (en
Honduras), desconfianza en los datos sobre avance de la enfermedad, mala
gestión sanitaria, desobediencia hacia las reglas sanitarias, sentirse
engañados y sobre todo la corrupción. Al mencionar estas notas me decían “igual
pasa por aquí en España”.
La crispación entró en los hogares y junto con la desconfianza hacen que personas muy comprometidas en la
Iglesia católica decían: “estos corruptos no son dignos del perdón de Dios”. El
estómago se me encogió cuando oí esas afirmaciones, como si fuese el toque de campana al terminar
el zazen empezó a resonar la palabra PERDÓN, “PERDÓNALES PORQUE NO SABEN LO QUE
HACEN”, ¿cómo perdonarles sin cerrar los ojos a la VERDAD? ¿Perdón y Compasión pueden ir juntas en esta
situación? Tal cual fuese un koan dejé que resonaran esas palabras “perdónales porque no saben lo que hacen”
desde el corazón sin analizar, lentamente descubrí la UNIDAD entre ellos y yo,
también en mi están las notas que no acepto de ellos, es decir “el DHARMA tiene
muchos rostros”. Descubrir que las
actitudes que tanto condeno de los corruptos también están dentro de mi
(la hipocresía, la tendencia a hacer mi plan sin consultar con el grupo, el
prestigio, el aplauso, etc.) su
presencia son la parte que rechazo de mí y la disfrazo con cualquier máscara. Solo
cabe acoger estos sentimientos y creencias
que tanto condeno de los demás porque también yo las tengo. Mi propia mentira
favorece que continúe la mentira social.
El teisho del sesshin del 13 al
15 de septiembre facilitó llegar al perdón, comprender como hace más de 2000
años Jesús también pudo perdonar a sus verdugos, pues ellos tampoco sabían lo
que hacían, llevados por las estructuras del Mal dejaron de escuchar su
corazón, no reconocían cuál era su verdadera naturaleza esencial. Así miró
ahora a los verdugos de nuestro pueblo, siguen sin descubrir su verdadero ser y
solo reconocen su ego, pero trato de evitar caer en la misma trampa del ego,
pues el Mal muy sutilmente me deja ciega por medio del odio, la descalificación
cada vez que los veo en los medios público e interrumpe el dinamismo de la
creatividad y la creación de espacios de vida. El “vestido del vacío” es una
invitación a vivir desde la coherencia y autenticidad.
“Perdónales porque no saben lo que hacen” va acompañada de la
justicia, todo lo contrario de la venganza. Por eso fue muy inspirador el
teisho sobre las Bienaventuranzas. Me uno a tantas personas que “tienen hambre
y sed de justicia”, justicia real por el asesinato de tantos enfermos y
personal sanitario por no tener los recursos necesarios, justicia por el robo
de los fondos públicos para enriquecimiento de unos pocos (por ejemplo en
Honduras se invirtieron 47 millones de dólares en la compra de hospitales
móviles que llegan defectuosos y otros aún están en camino https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-54548236).
El hambre ha tocado la puerta de
muchas familias y estos días es cuando con el grupo de pastoral social hemos
tenido que ser manos y ojos para mucha gente. La Compasión y no la lástima es la que me lleva
a acogerlos, Intentando no caer en los juicios y críticas, “agarrar el arado
con las manos vacías”, facilitar una bolsa de comida no soluciona su problema,
es solo un paliativo, por eso nos hemos propuesto acompañarlo de formación
nutricional y preparación de remedios caseros para aliviar ciertas
enfermedades.
La unidad entre las diferentes
shangas también la experimento, nos hace mucho bien podernos encontrar y acompañarnos
en nuestro caminar. Especialmente cuando escuchamos a la maestra Berta
explicando los teishos, un agradecimiento especial hacia ella.
Y sigamos avanzando en esta senda
del Dharma.
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