VEN, TENGO UN TRABAJO PARA TI (I parte)

   La parábola de los jornaleros (Mt 20,1-16) sigue tan actual como el día que Jesús se la contó a sus discípulos. Permítanme relatarla a modo del s. XXI.

  En un lugar muy cercano a nuestra casa una mañana una empresaria vio una larga fila de mujeres y hombres buscando trabajo, (fuente https://www.bankinter.com/blog/economia/previsiones-paro-espana), en la oficina de empleo se sentía la tensión creada entre tantos aspirantes a un lugar de trabajo, algunos recién habían terminado su ERTE y ahora tenían que apuntarse al paro, otros la pandemia del COVID19 les pilló en el paro y ahora iban en busca de alguna subvención o curso donde anotarse. La ansiedad era el común denominador de esa larga cola.

Cuando la propietaria de la fabrica pronunció la palabra mágica: "ve a mi fabrica, te pagaré lo justo", muchos levantaron la vista, un pequeño rayo de esperanza había entrado en su corazón. La misma acción hizo varias veces al día, hasta casi las 7 de la tarde que encontró a los últimos parados y también los mando a su empresa. A todos les había prometido pagarles lo justo. Era tan original esa mujer que empezó pagando primero a los últimos dándoles el jornal completo tal como había acordado, pero al llegar al primer turno de empleados  les dio el mismo sueldo, "¿a nosotros que hemos trabajado todo el día nos das lo mismo que a estos últimos que sólo trabajaron una hora?" se escuchó fuerte la queja desde el grupo. 

Sin perder la calma la empresaria les respondió. "No hago ninguna injusticia, te doy el salario acordado, tengo libertad para pagar a todos por igual, y ser generosa". 

Ojalá encontrásemos que el campesino que trabaja de sol a sol recibiese el mismo sueldo que el ingeniero que embolsa y vende su producto, ahora que ha sido tiempo de recogida de almendras, algarrobas, viña, etc. sabemos lo barato que se paga al labrador y lo caro que pagamos nosotros el mismo producto en el supermercado. Ojalá el mundo empresarial pusiese en practica los criterios de una economía más humana, donde la diferencia entre el sueldo del trabajador y la dueña o el jefe fuese menor que la actual. 

Las condiciones laborales a nivel mundial hacen que poco a poco confundamos un contrato digno (salario, seguridad social, jubilación, etc.) con un contrato por horas de trabajo que apenas te da para cotizar en el seguro. 

Y porque no decirlo, ojalá pongamos en practica este evangelio cuando tratamos a los empleados como personas y no como piezas de una cadena de montaje de una maquila o fábrica. He aquí un mea culpa, a veces algunas personas muy católicas no han cumplido de un modo justo con sus empleadas y empleados.

La Doctrina social de la Iglesia es una fuente de formación para lograr hacer realidad la parábola de Jesús, tengamos en cuenta sus principios. (fuente: http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/justpeace/documents/rc_pc_justpeace_doc_20060526_compendio-dott-soc_sp.html). 


Comentarios

Entradas populares